“Si la ciudad está llena de poemas y frases pintadas en las paredes y puertas, que al menos no tengan errores de ortografía”, es la consigna que guía a tres jóvenes ecuatorianos que recorren las calles de Quito en busca de ese tipo de errores. ¡Y los corrigen!

Utilizando un aerosol rojo, cual maestra de primaria con su fatídica birome carmesí, estos muchachos se agrupan en la 'Acción Ortográfica', una iniciativa nacida en la capital de Ecuador pero que ya se ha extendido a otras ciudades del mundo hispanohablante; por ejemplo, Madrid.

¿La premisa? Detectar grafitis en paredones, muros o donde sea, ver si en él se respetan todas las reglas ortográficas de la RAE (tildes, signos de puntuación, etc.) y, de ser preciso, corregir la inscripción de marras con el susodicho método magisterial.

Lo hacen de forma clandestina, porque la plausible tarea es susceptible de idénticas sanciones a las previstas para pintadores y grafiteros (tanto allí como aquí, la ley los prohíbe), pero utilizan Facebook para darse a conocer, y ya suman miles de seguidores.