Cada vez que se visitan se extrañan y lloran juntos. Los alemanes Wolf y Anita viven una situación que es imposible que no conmueva, después de 62 años de estar casados se vieron obligados a vivir en geriátricos separados porque no hay lugar para los dos. 

La familia intenta unirlos todo el tiempo y traslada a Anita, la que menos asistencia necesita, a visitar a Wolf que tiene linfoma y problemas en su memoria. 

La nieta de ambos,  Ashley, compartió la historia en su cuenta de Facebook y señaló: "Estuvieron juntos 62 años, y ahora por demoras administrativas del sistema de salud se tienen que separar. Esto no es justo. Ellos merecen pasar sus últimos momentos juntos". La repercusión fue tal que se espera que haya una solución pronto por parte de las autoridades canadienses.