La Comisión Nacional para los Refugiados (CONARE) otorgó a Eugenio el estatus de refugiado tras el pedido que realizó hace un año. Es que él había decidido dejar su país por el constante acoso, la violencia y la discriminación que recibía.

En ese marco y al regresar a nuestro país, acudió a la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) en busca de ayuda para resolver su situación migratoria.

Tras evaluar su caso, la CONARE decidió reconocerle la “condición de refugiado” en los términos de la Ley 26.165 y la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados.

Nuestro país se convirtió así en pionero en materia de reconocer la discriminación motivada en la orientación sexual o la identidad de género entre los criterios que habilitan el reconocimiento de la condición de refugiado o refugiada.

Ahora, Eugenio justificó su decisión por la difícil situación que el colectivo LGBT sufre en Rusia –donde la homosexualidad está penada por la ley– y, simultáneamente, en la ventajosa situación que se vive en la Argentina, donde "hay mucha libertad personal", dijo.

En declaraciones a radio La Red, el joven refugiado explicó que "no quise seguir viviendo en un lugar donde uno no puede ser libre", añadiendo que en Rusia "es imposible que una persona pueda hacer pública su elección homosexual".

"Yo quiero ser libre", sostuvo Eugenio, indicando que "en la Argentina hay mucha libertad personal", razón por la cual decidió solicitar refugio en nuestro país. "Ya había venido acá en 2009 como turista, cuando todavía no estaba aprobado el matrimonio igualitario, y pude ver cómo el país estaba progresando en esos aspectos", dijo.

En ese sentido, vale recordar que, en febrero de este año, otros dos ciudadanos rusos, Dimitri (35) y Alexander (47), decidieron casarse en nuestro país gracias a la Ley de Matrimonio Igualitario aprobada en 2010.