La periodista Cynthia García estuvo en la casa donde la justicia decidió mandar a la dirigente de la Tupac Amaru, a cumplir con el arresto domiciliario aconsejado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Se trata de una casa de fin de semana -cuyo objetivo era albergar a jóvenes con problemas de adicciones- que fue totalmente desmantelada cuando Milagro y su esposo, Raúl Noro, comenzaron a sufrir la persecución del Gobierno de Morales.

Los testimonios de los trabajadores evidencian que la comunidad está ansiosa por la efectivización de la medida que beneficia a Sala, y que las maniobras judiciales no son otra cosa que un intento de dilatar la salida de la prisión de Alto comedero.