Por las calles del orden

En el monstruo evidente

Ostensible como la vida

De sus árboles

Me atrevo por sus calles

Sentenciadas por la cal del método

Y sobre mí la noche inofensiva

Que me hace más cobarde

Y quién habrá horneado los ladrillos

Y dónde estaba el orbitado ojo

Y a qué sótano del mundo pertenece

La hundida luz

Del insomnio de las fieras

Hay grillos en su cadáver grande

Y la luna con sombras lo condena

Pero a las piernas libres del presente

El monstruo despojado

Apenas las soporta

Eso me alegra

Adentro

La música verifica a los ausentes

Y vacía el silencio aborrecido

Miro un zócalo

Huelo algo

Me espanta un flaco picaporte

Y aplaudo

Entre risas que duran un olvido

Y está abierta la puerta

Inútil y tarde

A la avenida que de otra libertad

A su héroe nombra tras la reja

En medio de su asfalto un cigarrillo

Da algún tiempo a mis pulmones

Para detener el tiempo

Y veo abrazos que a lo lejos se despiden

Prometiéndose

Que si bailamos sobre sus costillas

Y nos besamos sobre sus costillas

Será nuevo

Y todo muerto el monstruo

Aunque no hay nada conjurado todavía

Y borrar las pistas será falso

Porque sabemos que el camino

A casa

Se vuelve nuestro

Cuando salimos de la escuela.