La historia está tan coacheada que al contarla Diego Santilli utiliza las mismas palabras y hasta hace los mismos gestos para reproducir el enojo o la sorpresa que le producen.

Según su anécdota -que despierta muchas sospechas porque los números no cierran y parece puramente armada para generar rechazo y propiciar una reforma laboral- un comerciante le contó su drama por haber echado a un empleado.

Pero todo se desmorona cuando se la confronta con la misma historia contada tiempo atrás pero que había ocurrido… en otra ciudad.