El gobierno parece no hacerse cargo de sus errores. Tal vez si no enviaban toda la ley como si fuera una sola y en su lugar mandar los proyectos que realmente le parecían importantes para su plan, el resultado hubiera sido diferente.

El presidente trató de traidores a los gobernadores y a los que eligieron oponerse a algunos de los artículos como si fuera una obligación aprobarle todo lo que mandara al Congreso. Claramente Milei no conoce el concepto de consenso.

Para no ser menos que siempre el vocero Manuel Adorni sólo amenazó con más ajuste a la clase trabajadora, que es la única que lo viene pagando.