A Novaresio le gusta escuchar a Timerman o a Asís hablar de peronismo. Es una materia que desconoce y desprecia -él mismo se declaró varias veces ser 'un gorila'- pero que evidentemente le acusa atracción.

Pero como lo mira de afuera, no lo entiende. Y así queda estupefacto cuando Timerman le explica que la carta de Cristina generó una 'primavera Albertista'. 

Y así la figura de la vicepresidenta -amada u odiada- vuelve a erigirse como el hecho central del país.