Que las escuelas se convirtieron en una barrera de contención para que los sectores más humildes no desciendan aun más en la escala social, y los alumnos tengan más posibilidades que si abandonaran las clases, es algo que pocos discuten.

Soledad Acuña es uno de esos pocos. La ministra de Educación porteña hizo un análisis de la situación escolar apuntando a la exigencia y la rigurosidad de los exámenes, marcando que para ella no es importante que algunos “se caigan del sistema”.