"El entusiasmo y el orgullo demostrado el fin de semana pasado por todo el pueblo de Bariloche contrastan con las expresiones del jefe de gobierno porteño", señala un comunicado emitido por el INVAP, la empresa encargada de la fabricación del nuevo satélite nacional.

Mauricio Macri se mostró receloso acerca de los recursos que el gobierno nacional destina en materia de tecnología ya que sería "un despilfarro". Sin considerar que, como señaló el INVAP, la  decisión de desarrollar el satélite ARSAT-1 en Argentina "no sólo posibilita incorporar mejoras en la tecnología y las prestaciones, sino que también implica un uso eficiente del poder de compra del Estado".

"Tal vez el jefe de gobierno porteño no ha tomado en cuenta que el uso estratégico del poder de compra del Estado permite satisfacer -a precios competitivos de adquisición y mantenimiento- una necesidad nacional de instalaciones y equipamiento complejo", subrayó el instituto  creado en la década de 1970 a partir de un convenio firmado entre la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina (CNEA) y el Gobierno de la Provincia de Río Negro.

Para Macri las empresas tecnológicas satelitales "no hacen falta" y "no funcionan”. Una idea que parece ir a contramano del desarrollo tecnológico mundial e incluso del sentido común.

“Estamos ejerciendo soberanía sobre el espacio”, destacó el ministro de Ciencia y Tecnología Luis Barañao y explicó que el satélite permitirá cubrir una mayor superficie con comunicaciones telefónicas y señales televisivas. Y precisó: "Podemos ser un país al que se recurre para soluciones tecnológicas”. Pero a Macri el árbol no le deja ver el bosque.