'Es posible engañar a muchos durante un corto período o engañar a pocos durante un largo tiempo, pero no a muchos durante muchos años', la sentencia se le está haciendo carne al diputado libertario Javier Milei, quien ve cómo se desmigaja su atractivo y su imagen positiva cae en picada.

Su paupérrima actuación en el Congreso -un trampolín utilizado por muchos políticos para hacer crecer su figura- no solo no lo ayudó a legitimarse y aumentar su caudal de votos, sino que se convirtió en un boomerang donde sus acusaciones contra la 'casta política' se le vuelven en contra ante sus faltas reiteradas a las sesiones.