A Javier Milei se lo comió el personaje y la derecha tradicional mira desde los medios hegemónicos en que se ha convertido el Frankestein que ha creado.

Con la mira fuera de control, lo que era un ariete contra el Gobierno y un tirabombas que estiraba los límites del debate público mutó en un francotirador que le apunta a todo lo que se mueve.

María Laura Santillán quiso calmarlo -cuando estaba visiblemente molesto- con su tono de tía buenaza que ya pocos le creen y le salió todo mal, porque no hizo más que enervar al libertario que montó en cólera y no solo no bajó la temperatura sino que le agregó premeditación e inquina contra su figura.