Lo aprendió del fútbol y lo quiere llevar a la política, aunque son dos caminos separados, con reglas propias. Si bien es habitual ver que las hinchadas adoptan como algo propio los calificativos hirientes que les lanzan -como muestra vale el 'Gallinas' y 'Bosteros'- acá Mauricio Macri quiso hacer algo similar con el apelativo 'Gato'.

Si bien no es una crítica política, el sobrenombre de origen tumbero es muy despectivo y significativo para algunos sectores sociales, lo que explica en parte el rechazo que provoca su nombre en el conurbano bonaerense.

Pero ante Diego Sehinkman en TN apeló a su estilo campechano que tan bien cae en sus huestes para bromear con el mote que carga.