Todavía resulta difícil entender por qué la opinión del Dipy en este tema puede ser interesante. Pero lo cierto es que el “cantante” no se preocupó por el estado de los edificios de las escuelas, ni por el estado de las viandas ni por la obligatoriedad de realizar trabajos no rentados. Al Dipy no le gustó que los chicos tomaran decisiones democráticas en los centros de estudiantes.

Para peor el hombre se subió a la propuesta de los que se dicen libertarios pero no respetan el derecho a manifestarse y consideró que a todos los que tomaron una escuela habrías que hacerlos repetir el año. 

“Tienen que pagar” aseguró el hombre que de repetir debe saber bastante porque todavía no terminó el secundario.