Si hay algo que no se le puede negar a Juan Grabois es que llama a las cosas por su nombre y que no tiene ningún problema en dejar en claro cuales son sus alineamientos y sus diferencias.

Su candidatura, surgida a las urgencias de un llamamiento a la unidad del peronismo que le quitaba protagonismo a un kirchnerismo que se había ilusionado con la figura de Wado de Pedro, tiene el extraño privilegio de no necesitar un armado electoral propio sino que se superpone con el que ya lleva Sergio Massa.

En Argenzuela, Jorge Rial le preguntó a Grabois sobre este entramado y la respuesta que obtuvo dejó en claro que su lanzamiento no fue solo producto de su intención, sino que tuvo el apoyo de un sector grande del movimiento, que quiso tener un espacio donde votar respetando sus convicciones.