Joaquín Morales Solá miraba con la cara de quien ve como el otro se mete en un terreno complicado y no está dispuesto a acompañarlo para no quedar pegado.

Cuando Diana Cohen Agrest recurrió al simplificador razonamiento según el cual la sociedad argentina aun no aprendió a vivir respetando a sus autoridades tras la salida de la Dictadura, sobrevoló en el estudio un tufillo a algo podrido, a que alguien se animaba a sostener que en esa época sí se lo hacía, pero sin entrar en especificaciones de por qué se lo hacía.

Más allá de que el planteo no resiste el menor análisis -lo que se vive en Argentina es similar a lo que ocurre en la mayoría de los países de la región y la violencia es un fenómeno internacional y no exclusivo de nuestro país- llama la atención como van creciendo las voces que destacan algunos aspectos del periodo más siniestro de nuestra historia.