Cuando le preguntaron a la titular de Madres de Plaza de Mayo cómo quería que la recuerden ella fue clara y contundente: “Como una madre que luchó por la vida de 30.000 hijos”.

Pero además de eso Hebe se consideraba a sí misma como “una mujer común que lava, plancha y cocina” y a pesar de su inmenso legado en la lucha por los Derechos Humanos ella se veía como “nada del otro mundo”.

Y para cerrar pareció dejarle un claro mensaje a todos los odiadores seriales que salieron a hablar pestes de ella y celebrar su muerte. Pidió que no la lloren sino que bailen y canten y hagan una fiesta en Plaza de Mayo porque siempre hizo lo que quiso, dijo lo que quiso y peleo con todo por lo que quiso. 

Pero además dejó una enseñanza al no referirse a Videla y Massera después de muertos ya que, como ella misma explicó, luchó contra ellos cuando estaban vivos.