Días atrás, el periodista del Grupo Clarín, Alfredo Leuco, lanzó una "carta abierta al Papa Francisco", que en realidad era una excusa para fustigar al Gobierno Nacional y, en especial, a la presidenta Cristina Fernández.

En una demostración de carácter, el pontífice le contestó recordando la importancia de actuar con "mansedumbre". Justamente se lo dijo a uno de los principales voceros de la cadena del desánimo, que suele utilizar el micrófono para fomentar la crispación y la indignación social.

La respuesta completa:

"Estimado Sr. Leuco: Recibí su carta del pasado 9 (Carta abierta al Papa Francisco) y le agradezco de corazón que la haya escrito. El tono sereno manifiesta la voluntad de comunicarse frontalmente y las disidencias se dicen con paz, fluidamente. No hay allí una sola agresión o alguna expresión altisonante. Y esta actitud edifica, une, es constructiva. Gracias, muchas gracias! Me permito una confidencia. Al concluir la lectura de su carta me vino a la mente una de las Bienaventuranzas: "Felices los mansos, porque recibirán la tierra en herencia" (Mt 5, 4). La mansedumbre, esa actitud tan ligada a la paciencia, a la escucha, a la ponderación y que -a veces- en el imaginario colectivo se la confunde con pusilanimidad. Pero no es así: en realidad es la virtud de los fuertes. Nuevamente, gracias. Y, por favor, le pido que no se olvide de rezar por mí. Que Dios lo bendiga. Fraternalmente, Francisco".