Se supone que el hombre, antes de volcarse a la política, es un empresario gastronómico por lo que si bien no tiene por que saber de economía, debe tener al menos una idea.

Pero el marido de Pampita empezó a hacer lo que siempre hace despotricar contra el país. Entonces aseguró que nadie quiere invertir en Argentina, que la ventaja del sector informal es la informalidad, y se metió en un berenjenal del que no pudo salir y trató sin éxito de disimularlo.