El planteo es tan genuino como filosófico, y admite un sinnúmero de respuestas. Implica valores, intereses, flexibilidad, poder tomar o no distancia. 

La pregunta que subyace es: ¿se puede ser amigo de alguien que piensa en forma miserable?

Para Daniela Ballester, la opinión de Pichetto sobre Ayelén Mazzina es inadmisible y corta toda posibilidad de tener un vínculo con esa persona. Pero no solo eso, sino que le enrostró a Iván Schardgrosky que se considere amigo -una humorada del siempre equilibrado analista- del excandidato a vicepresidente de Macri.