Lo más ridículo era que discutían sobre la especulación financiera pero no se escuchaban. Claramente ambos hablaban mas o menos de los mismo con la diferencia de que uno lo llamaba especulación financiera y el otro era una estafa.

Ante la pregunta de Boggiano sobre quién se llenaba de plata con la especulación, Campolongo lo mandó a leer los diarios y el economista lo trató de ignorante.