Todo comenzó en el pleno de Comisiones, cuando Diana Conti le pidió a Graciela Caamaño que "una vez puede atenerse a respetar el orden del día y no haga, otra vez como siempre un discurso en cada intervención". Y Camaño reclamó que la "presidente no me interrumpa", porque según ella, "usted preside la Comisión para ordenar el debate, no para interponerse en el discurso de los señores diputados".

Y como estaba dando un discurso, Conti le enrostró: "Graciela, siempre hacés lo mismo, ahora ya no usas el cachetazo, rompés el orden de trabajo", le confesó Diana Conti, hasta que se cruzaran por otras cuestiones.

Luego, en el Congreso, la legisladora kirchnerista le apuntó a Elisa Carrió: "Estoy contestando una cuestión de privilegio por primera vez en mis largos años de legisladora nacional, porque estoy harta", al tiempo que advirtió que el día de esa sesión había "invitados del Poder Ejecutivo y el presidente de YPF, Miguel Galuccio".

"Escúcheme Carrió, porque como usted sale tanto de las reuniones a lo mejor se pierde una parte, y cuando yo tengo razón, me voy a defender", ironizó Conti.

"En mi llamado al orden no hubo una sola palabra ni un solo golpe bajo. Fue esa diputada la que apeló con bajeza a cuestiones de mi vida personal, cuando yo sólo le pedía pertinencia", explicó Conti. Y cuestionó a sus colegas varones: "Y ustedes machos, ¿por qué no salen a defender?".

"Ella -por Camaño-, como ahora no cachetea, da golpes bajos. Dijo que yo era la que le tiraba la ropa a mi marido afuera de la casa", deslizó.

Y resumió: "Lo que pasa es que como son parecidas, como son parecidas en las chicanas, o vienen acá a romper los esquemas o, como antes llamabas a las cuentas de los cuarteles, ahora vas y hacés denuncias penales ante los jueces. Eso también afecta los fueros de esta Cámara. Y así lo dejo planteado".