El país está entregado y no se trata de una metáfora del mal momento económico. Desde que el Air Force One, el avión que trajo a Donald Trump al G-20, voló por suelo argenitno, que Estados Unidos tiene le control de la seguridad.

Según informó el sitio Perfil.com, decenas de espías de la CIA, la agencia de inteligencia del pais norteamericano, se encuentran en Buenos Aires desde el año pasado. Y ahora que se realiza el G-20, hasta los radares están subordinados a lo que decida Washington.

Si bien es cierto que el presidente de Estados Unidos es la figura sobre la que opera el mayor riesgo de un atentado, el poder del gigante del norte se "hace sentir mucho más de lo previsible desde el segundo mismo en que el Air Force One ingresó a cielo argentino", indica la nota.

Desde el jueves por la noche, cuando el avión presidencial cruzó la frontera argentina, que nuestros radares de Ezeiza dejaron de funcionar y pasaron a protagonizar la escena los servicios de Washington.

Desde ese momento todo lo que tiene que ver con entrada y salida de naves. Y así será hasta que Trump se vaya del país.

El hecho se enmarca dentro del plan de seguridad que Estados Unidos prefiguró para cuidar a su máximo mandatario.

Además, hay aviones estadounidenses en nuestro territorio desde el 18 de noviembre. Algunos hay también en Montevideo, con el fin de dar apoyo ante alguna emergencia.

También hay presencia de helicópteros en el aeropuerto de El Palomar. El país también se hizo cargo de los 10.600 litros de combustible que necesitan las naves para funcionar.

El Ejército de EE.UU. trajo también una unidad especial que está alojada en El Palomar. Con ellos llegó además un equipo satelital que fue colocado en los techos del aeropuerto.

La situación es tal que, en caso de disturbios, Estados Unidos podría hacerse cargo de la seguridad nacional.