Si el país no estuviera sufriendo una crisis brutal y a la gente no le estuviera costando comprar comida y medicamentos los anuncios de Manuel Adorni sobre los recortes en la administración pública también serían ridículos.

De hecho, no está mal que se hagan esos recortes pero ni siquiera deberían anunciarse.

El punto es que la gente no llega a fin de mes, no se puede comprar carne ni combustibles, mucho menos algo tan fundamental como los medicamentos o pagar una medicina privada por lo que los anuncios del gobierno suenan a cinismo después de haber asegurado que el ajusto lo haría la casta.