Un cruce de los habituales en la Cámara de Diputados y que hace a la tradición democrática de picantearse, levantar la voz, reclamar a los gritos, y hasta hacer escenas exageradas, le permitió a Cecilia Moreau mostrar su manejo de los tiempos y la soltura para presidir un órgano que se ha devorado a más de uno que llegó con ganas de dejar su marca y se fue silbando bajito.

Bastó que Paula Penacca le agradeciera a los familiares de las víctimas de Cromañón que la apoyaran en su proyecto de expropiación del predio donde tocó aquella noche Callejeros por traer el debate en este momento del país para desatar la tormenta al sostener: "¿En qué momento sucedió la masacre de Cromañón? En una Argentina que estábamos empezando a tratar de levantar, después de otro hecho trágico para nuestro pueblo que fue diciembre de 2001. Un pueblo que estaba siendo hambreado, que estaba siendo ajustado. Un pueblo donde además específicamente la juventud sufría, donde no había ninguna propuesta, donde toda la propuesta era individualismo y desesperanza.

Todos los que tienen mi edad tienen algún conocido que en esa época se tuvo que ir del país “a probar suerte, a buscar un futuro distinto. Y sí, allá, los diputados y diputadas que quieren sacar rédito de este debate me dicen: ‘como ahora’. Y yo les digo sí, por eso es importante que lo traigan ahora. Porque también esta es una Argentina que estamos teniendo que levantar.

Y estamos teniendo que levantar esta Argentina porque igual que en el 2001 se impuso hace unos años un Gobierno que con un modelo económico neoliberal también expulsó a la juventud; también expulsó a los científicos y científicas de nuestro país… También impuso un modelo de país en el que no entramos todos y todas".