La Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo declaró la nulidad de las elecciones desarrolladas el 23 de agosto en Tucumán, decisión que fue cuestionada en duros térmicos por el constitucionalista Eduardo Barcesat, quien advirtió que la misma será denunciada.

“Es un fallo que trasciende los límites del lenguaje normativo; se desconoce de forma flagrante un resultado electoral por medio de una decisión de un tribunal incompetente”, expresó el letrado en declaraciones al canal de noticias C5N.

Barcesat consideró que este fallo “es como derogar la ley de gravedad”, a la vez que aseguró: “Vamos a recurrir esta medida y denunciaremos a los jueces que la produjeron”.

La medida de la Cámara será apelada por el Poder Ejecutivo, quien recurrirá ante la Corte de la provincia, con la intención de convalidar, tal como lo hizo la Junta Electoral de la Provincia, los comicios en los cuales el candidato a gobernador por el Frente para la Victoria, Juan Manzur, se impuso por una diferencia de casi el 12 puntos porcentuales.

“Se trata de un fallo sedicioso, una apología del voto calificado; parece que vale el voto de los ciudadanos de la capital tucumana, pero no la voluntad de los del interior”, manifestó el constitucionalista, y añadió: “Este tribunal no tiene competencia para recurrir como lo hizo una decisión de la Justicia electoral”.

En la misma línea, el letrado insistió en que se trata de “una decisión ridícula”, ya que “en sus fundamentos figuran informaciones periodísticas”, y por eso, enfatizó: “Vale más lo que se diga en un programa que lo dicho por los fiscales que firmaron las planillas de votación; tenemos que denunciar esta maniobra y reponer la validez del discurso jurídico”.

Más temprano, Barcesat había brindado una conferencia de prensa en la sede del Partido Justicialista de Tucumán, junto a Jorge Cholvis, otro referente del derecho, donde remarcó que "la medida transgrede los límites del discurso normativo y es autocontradictoria, ya que un Juez no puede disponer simultáneamente de proseguir con el recuento de votos y luego decir que no se pueden proclamar los candidatos que surgieron del conteo definitivo”.

"Es una actitud elitista y aristocrática la de menospreciar el voto popular y nuestro desarrollo histórico como Nación demuestra ejemplos de este pensamiento retrogrado, como en el año 1823 cuando se quiso marginar el voto del trabajador y del soldado o la experiencia del golpe de Estado en 1955 cuando se trató de judicializar la política", comentó Jorge Cholvis.