El martes que viene la República de Perú va a estar de parabienes. Según la información oficial del gobierno de Ollanta Humala el contingente “permanecerá seis días en calidad de visita”. Le cuento. Van a llegar al puerto del Callao unos 3.200 soldados norteamericanos que viajan todos juntitos en un portaaviones, el USS George Washington, en el cual se movilizan cuando van de visita a otro país. Por si llegara a pasar algo, en el portaaviones llevan 90 aviones de combate y algunos helicópteros también. Y un sistema de 11 radares: de búsqueda aérea, de adquisición de objetivos, de control de tráfico aéreo, de ayuda de aterrizaje, y otros por las dudas. También sistemas lanzacohetes, sistemas misilísticos, sistemas antimisiles, y un cañón rotativo M61 Vulcan de 20 mm que deben necesitar para algo que desconozco. Ah, y dos sistemas con nombres raros que son para la guerra electrónica. Supongo que no se habrán olvidado de llevar protector solar, alcohol en gel, ibuprofeno, manteca de cacao, pañuelos descartables y esas cosas que uno carga cuando sale de viaje. Son muchos los soldados invitados, así que supongo que la recepción será grande y la organización compleja. Porque dijeron que los 3.200 soldados norteamericanos se van a quedar seis días en Perú, en una visita tan amistosa como esperada. Y la verdad que es un honor. ¿Quién saca un portaaviones, le llena el tanque, y se hace miles de kilómetros para ir a visitarte? Sobre todo si pensamos que no carga nafta sino uranio -o algo así- porque el USS George Washington es un portaaviones que funciona con dos reactores nucleares. (Mejor porque no larga olor a gasoil.) Y es más, si los visitantes no tuvieran tanto cariño y respeto por los peruanos no estarían llevando todos los aviones. Porque llegar de visita en un portaaviones y sin los aviones de guerra es como llegar a un asado sin una botella de vino. Para que los peruanos no extrañen a las visitas (porque parece que los 3.200 amigos llegan el martes que viene y se van el domingo) en febrero los norteamericanos les mandaron 125 soldados que se quedan hasta el año que viene. Y estos 125 huéspedes son tan educados que cada uno se llevó su fusil, tienen cañones, artillería y el equipamiento más moderno y lindo del mundo para matar a lo loco. Para que el anfitrión no se ponga en gastos. Todo esto para darle una mano a Perú en la lucha contra Sendero Luminoso que dicen es una organización terrorista y narco. Como debe ser todo enemigo necesario en cualquier lugar de sudamérica. Y que además -para no ser menos que otros enemigos- según los norteamericanos usan niños como escudos humanos. Igual que Al Qaeda, Bin Laden, Isis, los talibanes, los sunnitas o los chiítas (depende) y los palestinos en general y siempre. Algunos desconfían de estas visitas al país del presidente de nombre indigenista piola. Porque sospechan que el Departamento de Estado quiere mover la Cuarta Flota para extender la presencia del Comando Sur en nuestro continente. Y algunos temen que los 3.200 muchachos del portaaviones se queden más de seis días. Muchos más. Pero no hay que ponerse nervioso, ni ver conspiraciones paranoicas donde no las hay. Que lo único que traen esas cosas es intranquilidad, además de hacer quedar a los Estados Unidos como el culo. Porque siempre es lindo recibir visitas y hay que recibirlas con los brazos abiertos al grito de “¡Güelcam tu mái cantri!”.