Los merecimientos deben ir acompañados de otros condimentos a la hora de tomar forma. Lo bueno que se haga, o lo muy bueno, puede no alcanzar para obtener lo que se desea y lo que largamente se merece. En definitiva; los merecimientos y los logros se han divorciado hace rato, y de vez en cuando se pegan un revolcón y todos contentos.

Manny Pacquiao hizo más por llevarse el “combate del siglo” (Ya van a ver que la etiqueta no es nueva) pero no lo suficiente para ganarle a Mayweather. No hay mucho análisis.

La cuestión es que; entre el tema de “Pelea del siglo” y los merecimientos para vencer o lograr un objetivo; recordé un episodio mítico del box argento. El combate Luis Ángel Firpo vs Jack Dempsey.

La pelea entre Jack Dempsey, leyenda del box mundial, y Firpo se llevó a cabo el 23 de septiembre de 1923 en New York y era la 6ta defensa del americano y, a su vez, la primera vez que un púgil hispanoparlante llegaba a pelear por el cetro de los pesados. Tex Richard, el promotor del match y algo así como el Don King de esa época, incursionó en lo que hoy podemos llamar “tarea de márketing” a llamar por vez primera a un combate de box como “la pelea del siglo”. Se dan cuenta…

80000 personas estuvieron presentes en el Polo Ground de NY y cuentan que otras 10.000 se agolparon en las puertas del diario Critica, en el Luna Park y frente al Pasaje Barolo; en donde por un sistema de luces de neón, cables informativos de radio del sud, o simplemente por un juego de luces iban dando las circunstancias del combate.

La historia, los mitos y el germen del “campeón moral” nacía con ese match.

La pelea duro apenas 2 rounds. Firpo cayó 7 veces en el primer asalto y otras 2 en el segundo decretando la victoria de Jack: El hecho es que luego de la sexta caída de Firpo, con 2 cuentas de protección incluidas, el toro salvaje de las pampas, arremetió con una serie de golpes de su puño derecho hasta que, uno llovido, cae directo sobre el rostro del campeón que recibirá luego, otro derechazo menos portentoso pero vital para sacarlo fuera del ring; nace la leyenda. Cuentan las crónicas que Dempsey tardo 17 segundos en regresar al ring. Cuentan también que pudo hacerlo gracias a la ayuda de un periodista y un operador de radio; Jack Lawrence y Perry Grogan, que tiempo más tarde fueron despedidos de sus trabajos agregando un poco más de misterio a este evento. También el arbitro Johnny Gallagher fue suspendido por el tribunal de Nueva York sin motivo claro. Al finalizar el combate, Depmsey declaró que nunca le habían pegado tanto: Pero un tiempo más tarde, bastante tiempo más tarde, se encargo de decir que un error en el posicionamiento de sus piernas fue lo que provoco su caída, y en otro comentario advirtió que una baja en su guardia del brazo izquierdo fue un error irreparable para ese golpe de Firpo pero no mucho más. De hecho, cuando Dempsey vuelve al ring, Firpo no ensaya ninguna queja.

Luis Ángel Firpo había decidido afincarse en los EEUU en febrero de 1922 para iniciar una campaña que le depararía cerca de 9 combates, en los que ganaría 7 por ko, y 2 por puntos teniendo como único contrincante en común con Depsey al campeón Jess willard, a quien el Martillo de Manasa le quitara el título en 1919.

Prueba de lo que era el box profesional en ciernes, cabe acotar que 3 años más tarde, Jack Dempsey pierde su corona sorpresivamente con Gene Tuney y, un año más tarde, se produce otra leyenda en el extraño mundo de loas peleas de box. La revancha entre Dempsey y Tuney se la conoció como la “Batalla de la cuenta larga”. Dempsey tenía ko a Tunney y desoyó la nueva regla de dirigirse a un rincón neutral luego de poner a su contrincante en la lona. El árbitro de ese combate, perdió más tiempo en reprender a Dempsey que en contarle a Tunney provocando la reacción de éste último que logro rehacerse y finalmente triunfar sobre el gran Jack.

Titánico gancho, recto fulminante, derecha furiosa, error en la posición de las piernas, nunca me pegaron como entonces, fueron algunas de las declaraciones de los protagonistas a medida que el 23 de septiembre se iba alejando.

Lo cierto que con la derrota de Firpo fue tal vez la primera derrota deportiva de todo un pueblo y el primer robo del deporte imperialista que dio rienda suelta a varios destrozos en la Buenos Aires del 1923.