Pese a que asumió afirmando que “el ajuste lo iba a pagar la casta”, en los hechos, el presidente Javier Gerardo Milei en sus cortos de cinco meses de mandato no ha dejado de darle los máximos beneficios económicos desde que asumió, dejando que el pueblo sea quien sufra las consecuencias de los brutales recortes y del implacable ajuste.

A través de una cadena nacional bastante circense, Milei junto a su equipo económico, celebró de forma exacerbada un superávit fiscal logrado en los primeros tres meses del 0,2%. Lo hizo a cuenta de recortes a través del ministerio de Capital Humano, en el que se ajustó en medidas como dejar a pacientes oncológicos sin su medicamento, algo que llevo a una denuncia por parte del abogado Daniel Ramón Trava de “abandono indigno de las personas”. Además, se dejó de entregar alimento a comedores comunitarios, lo cual privó a miles de familias de un plato de comida, y se dio de baja el programa “Libros para aprender” dejando sin libros a millones de niños y adolescentes de todo el país.

Este plan económico, que llevo a miles de despidos en el Estado, a la licuación de las jubilaciones, el cierre de la agencia de noticias Télam, la persecución a la cultura, y la caída del poder adquisitivo de la mayoría de la población, tiene como principales ganadores a empresarios amigos, como Marcos Galperín, y a la tradicional casta política y económica.

Es que hace pocos días se dio a conocer que los senadores aprobaron la suba de sus dietas y pasarán a cobrar sueldos brutos de $7,2 millones, saltando de $1,9 millones de bolsillo a $4,5 millones: más del doble de aumento real y efectivo. Pese a que el presidente buscó despegar a su bloque y echarle la culpa a “la política” por este aumento a espaldas de la población, la vicepresidenta Victoria Villarroel se encargó de afirmar que fue un acuerdo aprobado por todos los bloques. Es decir, el gobierno sabía de este aumento y estuvo de acuerdo.

 Por otra parte, a través de datos públicos proporcionados por la Dirección Nacional de Gestión de la Información y Política Salarial, a cargo de Laura Casal, se conocieron los salarios de los principales funcionarios. El presidente libertario cobra $ 4.066.018 y su vice $ 3.764.821. Por su parte, los ministros y secretarios con rango ministerial, donde se incluyen a la hermana del presidente, Karina Milei, y a Manuel Adorni, se llevan $ 3.584.006. Con todo lo repasado, queda claro, no solo que Milei jamás irá contra la casta política, sino que además sumó a su familia para que viva del Estado mientras el pueblo se ajusta para llegar a fin de mes.

Pero para demostrar una vez más que Milei gobierna para la casta, solo hace falta hacer notar su anuencia a un aumento para los directivos de YPF, que pasan a cobrar 70 millones de pesos. Entre los beneficiados está Horacio Marín, quien asumió la presidencia de la compañía designado por el gobierno de La Libertad Avanza. Otro de los máximos favorecidos es, ni más ni menos, que el Jefe de Gabinete Nicolás Posse, al cual no se le conoce la voz pero ya se sabe que es millonario gracias a este gobierno. Pero para dejar en claro que Milei gobierna con la casta, dentro de los directores ricos gracias a YPF, se encuentran Carlos Bastos, ex ministro del gobierno de Fernando De La Rúa, y Omar Gutierrez ex gobernador de Neuquén.

A esto hay que sumarle los gastos reservados de la AFI, que llevan aumentados un 129% durante la gestión Milei, y que aún se mantienen sin control parlamentario al no conformarse la Comisión Bicameral de Control en el Congreso. Desde bancadas opositoras cruzaron al Presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, por obstaculizar la conformación de la comisión permanente y diferir su conformación hasta el tratamiento de la "Ley Bases". En este sentido, desde la oposición se sostiene que dichos fondos pueden estar siendo utilizados para financiar la estrategia comunicacional del Presidente en medios afines y la digital mediante la utilización de trolls, sin ningún tipo de control institucional.

Así la casta se muestra muy cómoda y disfruta de los beneficios que Milei le permite, mientras empobrece a los millones de argentinos y somete al ajuste generador del celebrado superávit. La gente ya probó que la calle no es un ámbito que, pese al protocolo anti-piquetes, Milei maneje. ¿Será acaso desde este lugar que el pueblo seguirá manifestando su bronca y descontento?