En “La República de los atenienses*”, (450 años antes de Cristo) se establece un vínculo de causalidad entre la ignorancia y la inmoralidad, que aun se sostiene: “el mejor equipo de todos los tiempos” y “la grasa militante”. Dice*: “En todo el país, los mejores son contrarios a la democracia, ya que entre los mejores se encuentra menos licencia e injusticia y todo lo que es digno del hombre honrado; en el pueblo por el contrario, es donde se encuentra la mayor ignorancia, turbulencia y maldad, porque se ve arrastrado mas bien a actos vergonzosos por la pobreza, por carencia de educación o ignorancia, que para algunos es la falta de dinero”.  El mejor equipo devaluó y removió parcialmente el cepo-aunque hoy no se puede importar con libertad ni una licuadora-. Prat Gay bajó las retenciones, ajustó unas tarifas feroces y arregló súbitamente con los fondos buitres lo que las aves de rapiña quisieron. El BCRA esterilizó pesos mediante una extraordinaria suba de los tipos de interés vía LEBAC. La situación macroeconómica y social es extremadamente delicada, crecen los desafíos en términos de gobernabilidad. Las medidas han ocasionado daños colaterales fenomenales en términos de nivel de actividad y desempleo y, ya estamos cursando el segundo trimestre de caída que valida la recesión (dos trimestres consecutivos de caída).

El disgusto social por la disparada inflacionaria es muy peligroso, recuerde que este gobierno es producto de mucho marketing y ventilador de Lanata. Hoy esos motores están recalentados y lo que empieza a aparecer son las promesas incumplidas.

Ya se consumió la devaluación en menos de cinco meses, la inflación no da señalas de desaceleración razonable, la demanda de pesos está cayendo y el stock de LEBAC esta llegando a limites extravagantes. Se esta gastando en intereses, mas de lo que se ahorra en despidos. Paradójicamente se ataca el déficit primario y se acelera el déficit financiero y cuasi fiscal, en mayor proporción. El gobierno intenta mejorar la gobernabilidad renunciando a sus presuntas convicciones ideológicas para atenuar los reclamos de caja de los sindicalistas aumentando el gasto público y renunciando a recaudar ingresos fiscales, con lo cual aun el déficit fiscal primario tiende a aumentar.

Con el gobierno anterior teníamos “dominancia fiscal”, ahora tenemos “dominancia fiscal atenuada”, pero con endeudamiento incesante. El Poder Ejecutivo concedió a los gobernadores la devolución de nueve puntos de la coparticipación de los quince que reclaman. Al mismo tiempo fueron giradas partidas por $ 28.000 millones a las provincias que habían sido demoradas durante el primer cuatrimestre del año. En la reunión del Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil cumplió con los sindicatos los anuncios realizados en febrero; el aumento del salario mínimo de $ 6.000 a $ 8.000, y el incremento del seguro de desempleo de $ 400 a $ 3.000. Se verificó también el retrasado acuerdo para comenzar a devolver los $ 29.000 millones retenidos a las obras sociales sindicales, entregándose la primera cuota de 10%. Las partidas para asistencia social fueron incrementadas en la provincia de Buenos Aires y, el Presidente se comprometió con el titular del gremio estatal peronista, que no habrá más despidos en el sector público. El intento de estar bien con Dios y con el diablo para atenuar el terremoto elaborado; para los fundamentalistas del gobierno y acólitos, posterga el mayor e imprescindible ajuste fiscal, pero al mismo tiempo cae la aprobación “doñafloríndica” a quien le duele el bolsillo.

En materia de actividad económica, en el primer trimestre la demanda interna cayó, es palpable el menor consumo que además exhibirá una importante caída interanual. El consumo público se desaceleró, mientras la inversión cayó 5% interanual, la construcción cayó 7.5%, la caída de la inversión en equipamiento se hundió alrededor de 2%, la producción de bienes bajó 1.2% interanual.

Sin mas ajuste fiscal, va a ser imposible bajar la tasa de inflación del 2.5% mensual. Con más ajuste fiscal, crecería el descontento social hasta límites insospechados. La cólera de las corrientes populares puede aparecer, acallando los insulsos discursos, alejados de las entelequias que pronuncian aquellos que viven demasiado lejos de la realidad, como para conocerla.