“Queremos trasmitirle a los argentinos tranquilidad”, dijo Marcos Peña. Pues es justo lo que no lograron, desbordando los límites del disparate solo un día después de las maratónicas del Congreso.

No me imagino que diría Sigmund Freud si viviera y supiera de economía, acerca de lo que vimos por TV “el día del inocente”. La gente me escribió mil mensajes preguntando en esta síntesis: Tigani:-¿Esta gentuza es una pandilla de inútiles o una caterva de canallas que quiere exterminar el país?-

Yo trato de bajar un cambio, creo que hay que mirar para adelante, porque se vienen tiempos difíciles. El presidente debería buscar un jefe de gabinete menos malo que Marcos Peña y un equipo económico financiero menos zonzo que el actual. El 28 de diciembre quisieron batir el record. Vienen desafiando el sentido común. Dicen que bajan el gasto público al mismo tiempo que mejoran los beneficios de los jubilados. Que todos los días estamos un poco mejor y cada vez hay más conflictos.

En esta republiquita de Lilita Carrió-que ya parece una republiqueta-, la diputada denuncia un contubernio entre Nosiglia y Angelici, dice que Calcaterra ira a la cárcel; pero desde el Poder Judicial tenemos una catarata de presos sin juicio y sin condena, muere un mapuche, muere Maldonado, se despliega la gendarmería en la ciudad como si fuera una guerra, se pierde un submarino con mas de 40 tripulantes; pero eso si, la inflación que era “lo mas fácil”-según el presidente-, no se puede bajar.

Hoy conviven dos argentinas, una viaja a Miami y otra marchando al Congreso y Plaza de Mayo. Una manda a la casa a Etchecolatz y otra celebra la aparición de la nieta 127. El populismo hizo subir el PBI, reestructuró la deuda y la pagó, y el ceocracia de este gobierno todavía no nos termina de regresar al PBI de 2015, endeuda al país y lo encamina a otro default.

No recuerdo una divergencia tan fulminantemente rápida entre la realidad que se vive y las consecuencias que sufre la gente que voto Cambiemos hace un mes y medio.  Es una tragedia que en 2 años de “gobierno serio”, no hayan probado la aplicación de “políticas serias”. Le bajamos las retenciones y perdonamos deudas a las empresas que ganan dinero, pero le bajamos el ingreso a los más vulnerables.

Como decía, la deuda se ha extendido sorprendentemente, mientras las agencias de ratings mejoran las perspectivas de Argentina… -¿Estamos haciendo lo que hacen los países serios, como dice el mejor equipo de los últimos 50 años?-¿Y la racionalidad de los mercados?- “Te la debo”, diría el presidente.  Al equipo le falta sabiduría para vivir la vida cotidiana. Esta sapiencia desplaza a cualquier otra habilidad intelectual, su carencia debería ser causa de inhabilitación para ejercer un cargo público.

Conferencia de prensa para comunicar la decisión de “recalibrar las metas inflacionarias”, un día después de aprobar el presupuesto con otra meta. Una disertación que el miércoles a la noche generó un entusiasmo inexplicable, el jueves a las 9 defraudó a quienes suelen trazar el centro a la derecha de la calle. Protestaron los mercados y hasta los que apetecen el lenguaje bochornoso y los sobrenombres “Toto”, “Fede”, “Nico”... El Gobierno elevó la meta de inflación para 2018 y estiraó un año más el objetivo de inflación de 5% anual para 2020. Pero si en 2020 tal vez ya no estén, en 2019 termina el mandato del presidente… Reforma impositiva, previsional y laboral con ultimátum a los gobernadores. Eso se iba a terminar con Cambiemos.  

En materia de reactivación y desinflación, la una no convence y la otra no funciona. El paquete de reformas anunciado, si bien incluye algunas recomendaciones del FMI, resulta al mismo tiempo escaso como aporte al cierre de cuentas y adquiere sabor amargo para los sectores  frágiles. El gobierno no puede corregir los desequilibrios macroeconómicos que hacen a la Argentina vulnerable.

En otro orden de cosas, de comenzar a poner en marcha reformas estructurales de mayor envergadura, los disturbios del jueves y lunes de las semanas anteriores en el Congreso serian una pálida muestra. No se hagan experimentos, recuerden 2001.

La leve recuperación económica no es sustentable, ya se observa la desaceleración de indicadores claves como despachos de cemento, producción de acero y producción de autos. Pese a la desaceleración, el año 2017 cerraría con un alza de 2.6%. La inflación nivel general se muestra reticente a bajar de 24/25%. Y en el futuro al contrario, se espera una aceleración de la inflación en los próximos cuatro meses porque en diciembre impactara la suba de luz, gas, naftas, medicina prepaga y servicios domésticos. Se espera también un recalentamiento de la inflación, no una desaceleración, debido a los ajustes tarifarios previstos en luz, gas y  transporte-donde Marcos Peña a la pregunta del periodista, se remitió al anuncio que realizará luego el ministro del área-. “Tómala vos, dámela a mi”, parece que comenzó el juego de la supervivencia. Lo cierto es que mucho se ha insistido en la necesidad de comenzar a corregir desbalances macroeconómicos K, pero por el contrario, se agravaron los existentes. En definitiva, el modelo no resulta ni fue sostenible; demanda rectificaciones y el gobierno que ya no se disculpa, dice que va a corregir los desequilibrios, reducir la incertidumbre y consolidar la estabilidad. No veo como.

En cuanto a la reforma laboral, resulta difícil evaluar qué es lo que terminará siendo aprobado en el Congreso. Por último, el pacto federal  de $75.000 millones, se hizo para darle $42.000 a María Eugenia Vidal-para su reelección en 2019-y solo $33.000 millones para todo el resto de las provincias.

“La inflación no puede continuar en niveles elevados por un largo tiempo” según Friedman o Sturzenegger, pero el ajuste de las tarifas públicas tiene efectos persistentes. Estos factores no fueron consensuados a la hora de diseñar una estrategia antiinflacionaria consistente, donde el BCRA financia directa e indirectamente el déficit fiscal. Pese al esfuerzo comunicacional, parece poco probable que en 2018 la inflación baje del 20% anual. Si a ello le sumamos el creciente déficit del sector externo (cuenta corriente) en 2018-unos u$s 35.000 millones-según dijo “Toto” (mientras su mirada esquiva se dispersaba por el universo) habla de 5.4% del PBI, es grave. Lo peor es que el déficit externo no sólo es consecuencia de la política fiscal, sino de una política monetaria contractiva de altas tasas de interés que implicaron altos rendimientos en dólares incentivando la entrada de capitales golondrinas-que ahora pueden irse y muchos ya se fueron-. Fue esa avalancha de dólares financieros la que sostuvo el retraso cambiario que aporreó la exportación y amplió el déficit comercial y de cuenta corriente. El peso sobrevaluado generó un menesteroso desempeño de las exportaciones que crecieron solo 1.8% anual, cuando la región lo hizo a tasas promedio de 18% (tuvimos 90% menos de crecimiento). El déficit comercial alcanza en 2017 los u$s 9.000 millones y treparía a u$s 13.000 en 2018, si no siguen devaluando al ritmo del 28 de diciembre.

“Hay que acostumbrarse al que el dólar fluctúe”. Viven en el agujero de ozono. En Argentina si el dólar fluctúa los precios suben y luego no bajan. El país no está generando divisas para pagar deuda.

Lo cierto es que el miedo no es zonzo, el estallido social exige “gradualismo” (el ajuste salvaje fue desaconsejado por Duran Barba), pero entonces no alcanza en este enfoque económico. Lo peor es que se observa una baja del gasto público primario desde agosto, pero para que el déficit fiscal después del pago de intereses de la deuda pública deje de crecer. Es decir, matamos gasto social para resucitar el pago de intereses a los bancos. Por cierto, es falso que haya una extraordinaria disminución de la tasa de interés como dijo “Toto”. Resulta embarazoso bajar la inflación con el crédito creciendo al 50%, con un BCRA que emite mucho más para el fisco que lo que está dispuesto a absorber la demanda de base monetaria. Los demandantes de crédito se sintieron tentados a la hora de tomar créditos fáciles y los oferentes de crédito, esperando tasas de inflación declinantes los otorgaron. La necesidad de ganar la elección de octubre posibilitó una burbuja de crédito. A saber, en términos nominales (sin descontar inflación) crecieron los créditos comerciales 53%, los personales 60%, hipotecarios 92%, prendarios 73%, tarjetas de crédito 25%. Este globo crediticio, que contribuyó a un “veranito” para ganar las elecciones de medio tiempo, va a dar que hablar. Los banqueros solían ser gente cuerda cuando yo era un gerente financiero de 22 años. Con la aceleración de la inflación en los próximos meses y suba de las expectativas, no solo no se repetirá la experiencia en 2018, sino que el  boom de crédito de 2017, comenzara a generar mora.

El dólar. Los estudios mas conservadores promedio de canasta de monedas indican que debería valer $40 de junio de 2002, $33 promedio de los años de Néstor Kirchner, $31 de enero de 2010, y $23/24 promedio si se toman los últimos 20 años. Un peso sobrevaluado no es propicio para aumentar la exportación y reducir la demanda privada de divisas.  Por ahora las necesidades de financiamiento fueron abultadas, pero pudieron cubrirse con colocación de deuda externa e interna, aunque no hay garantía de un crecimiento sostenido que disminuya el peso de la deuda actual (relación deuda/PBI). En el pasado las crisis fueron el mecanismo de corrección de los desequilibrios macroeconómicos, y todo indica que hay chance de un desenlace similar en cámara lenta. El problema de un peso sobrevaluado, un shock-crisis- puede intentar ser el mecanismo de corrección de los desequilibrios. Eso si, con caída del PBI, aceleración de la inflación y devaluación. La decisión anunciada por el “policy maker” y la “respuesta del mercado en el mismo día 28 de diciembre, no han reducido sino aumentado la incertidumbre. ¿Intervendrá el BCRA para parar la escalada?- A principios mismo de 2018 es probable que aumente la inocultable conflictividad entre “Fede” y “Toto”. Es que el BCRA no puede seguir emitiendo para comprar los dólares del tesoro mucho más de lo que está dispuesto a absorber la demanda de base monetaria. Tampoco puede seguir incentivando la bicicleta financiera elevando y el déficit cuasifiscal. El escenario 2018 es incierto. ¿La devaluación resultará inferior a la tasa de inflación?-No lo sabemos. En resumen, los anuncios no contribuyeron a despejar el panorama. En cuanto a la posibilidad de aumentar la inversión, el empleo y la productividad de la economía, el impacto de las reformas será irrelevante. Un crecimiento sostenido del 3.5% anual por veinte años como dice el presidente, solo distrae la atención.

La gente amiga me preguntaba: -¿Que pasa que no esta en TV ni escribiendo Tigani, esta enojado?- No lo estoy. Es obvio que los medios tienen listas negras de economistas, politólogos y periodistas. Pero lo mío, en la escritura es indiferencia creativa-estoy pensando en temas más edificantes que las fabulas y el entretenimiento de hoy. No estoy enfadado, pero estoy harto de gastar mi afectuosa pasión por la verdad y mi carácter estudioso para enfrentar zonceras. De aquí en adelante solo lo haré cuando sea ineludible, tal vez muy pronto algunas cosas cambien.