Gracias Sergio, por volver hacer hablar a un país, como sólo habla todo un país de algo, con lo que no y con todo lo que sabe de eso, esto, que es boxeo.

Lo tuyo, tu vida hermano. Tu vida de película con un final... desastroso, triste si se quiere, meneando la cabeza y chasqueano por la rodilla.

¡Cómo no iban a parar la pelea! Si nunca te habían visto así los tuyos, con dos abolladuras, una en cada ojo. En el derecho, la ceja hinchada; en el izquierdo, un tajo como lágrima.

¿Cómo te van a dejar seguir si eso parece una pata de palo? Y no hay mano "a lo Williams" que pueda salvarte esta noche. Para qué, para ganar qué. Si ya ganaste todo, si ya perdiste contra los que nunca te ganaron.

Tu mirada triste hermano, tus disculpas. Tu retiro así, tu película.

Nunca fuiste el muchachito del film velado. Ni siquiera la noche en que volviste a poner a un país en vilo delante de los televisores mirando un cuadrilátero con dos monitos saltarines.

Esa misma noche empezaron los cuestionamientos de los que no te conocían. La misma noche de Chávez Jr, cuando se hizo algo de justicia en tu carrera.

Gracias loco. Por las noches como en secreto espiando tu gloria desde una tv por la madrugada. Por aquellos épicos triunfos solo compartidos entre unos pocos.

Por hacerme sentir mi abuelo con una radio pegada al oído escuchando Locche-Fuji. Por saber en ese mismo momento que yo le contaría de tus peleas a mis hijos, a mis nietos, como me contaron de la la camisa del árbitro con la sangre de Galíndez en la noche que tiró a Richie Kates. Seré mi vieja hablando de vos, como reía mi vieja: "Monzón era una cosa de locos... se paraba el país cuando peleaba".

Gracias por la sucesión de la herencia.

En esas noches, solitarios cada uno y vos allá, en Irlanda, en Manchester, en gringolandia, haciendo la tuya. Centro del ring, cintura y contragolpe ¡blum! y andá para atrás Pavlik. Periferia, avistaje y ¡blum! Mándenle saludos a ese Williams cuando lo despierten.

Una noche de esas, puteé como editor de un diario web, porque no me dejaron poner lo más destacado posible tu triunfo, aquel que te aseguraba de una vez por todas pelear con el hijo de la leyenda. Puteé y quise hacer justicia. Me contestaron ¿quién carajo es ese 'Maravilla'? No garpa el boxeo en webs, me dijeron.

Esa noche supe que ibas a ser 'Maravilla' Martínez para todos ¡Mirá esas pantallas! ¡Ahí está tu cara, abollada pero entera! Están hablando de vos Sergio ¡Están... estamos hablando de boxeo otra vez loco!

Y por eso gracias.