Los talentos artísticos a vecen tienen su origen en la ciencia. Al menos, el caso de Adrian lo prueba.

El pequeño pianista tiene 9 años y en dos más estará en la preparatoria, ya que salteó grados debido a su altísimo coeficiente mental.

Lo que más impresiona es la claridad para verter conceptos: "No necesitamos más máquinas en este mundo, ya las tenemos. Necesitamos emociones".

"Cuando toco el piano expreso mis sentimientos al público y eso nunca podrá lograrlo un robot", explica el niño genio.