Los Mighty Mighty Bosstones, aquellos que supieron darle vida a un nuevo género musical al que llamaron ska-core o ska-punk, una fusión de ritmo jamaiquino con mucha distorsión, visitaron por primera vez nuestro país para brindar una verdadera fiesta que no dio respiro en ningún momento.

Antes se presentaron las bandas locales Sombrero Club!, Espías y los infaltables Asesinos Cereales, siendo estos últimos los encargados de darle el pie a la banda principal y de dejar el público a tono para seguir bailando ska.

Los Bosstones, que aparecieron muy elegantes de saco rojo y corbata, como es su costumbre, abrieron con el clásico ‘I'll Drink To That’, a medida que la cerveza caía al piso mientras se brindaba y el pogo que se iba haciendo cada vez más grande.

La gente acompañó la letra de cada una de las canciones y hasta incluso se veían los ojos brillosos de muchos al ver a esa banda que nunca pensaron que algún día estaría tocando en nuestro país. Siguieron con ‘Rascal King’ y ‘Kinder Words’.

Mientras tanto, la banda de la cerveza libre se hacía notar en el piso de arriba muy cerca del escenario con su constante agite, que los llevó a tirar algún que otro vaso de cerveza guiados por el subidón de ska que estaban presenciando, que justamente se hacía cada vez más ‘poderoso, poderoso’, un concepto que la banda lleva calcado en su nombre desde sus principios.

Después de un par de amagues para el final, el ritmo frenético de los Bosstones fue derivando en un final más cercano al reggae, aunque siempre con las arremetidas de distorsión: antes del tema con el que homenajean a Desmond Dekker, sonó su versión de 'Simmerdown', el primer hit de Bob Marley, un ska de 1965. Pero el cierre llegó con 'Pretty sad excuse', y el aplauso de los fans porteños que cumplieron el sueño de ver a un grupo emblemático y que pocos imaginaron ver por Palermo.

Fotos: Leonardo Moret