Junto a su compañera de banda, Rosario Ortega, Charly dio un paseo con mucho glamour: andar en limusina siempre fue uno de sus pasatiempos preferidos.

García se tomó el tiempo para escuchar a cada uno de los fanáticos que se acercaron a las disquerías a adquirir el álbum, y acceder a la sorpresiva firma de autógrafos. La leyenda del rock nacional sigue regalando momentos de felicidad a los argentinos.