La justicia de tránsito británica persigue con una multa demasiado exagerada, a una enfermera que estacionó mal por seis minutos, para ayudar a un anciano caído en la calle.

Cuando Rachael Carron volvió a su coche tras voluntariamente acercarse a una mujer de avanzada edad dolorida en la acera, se encontró con una boleta. Luego contestó dando las explicaciones y al no recibir respuesta, creyó que el caso había sido descartado.

Tiempo después, una citación por escrito pidiendo una suma totalmente desorbitada de 400 libras esterlinas -poco más de 600 dólares- la puso muy nerviosa esta semana, dos años después del incidente.

El hecho ocurrió en noviembre de 2013: ella atendió a una anciana en la vereda rápidamente, y al volver a su coche encontró al oficial labrando un acta. Cuando intentó dar las explicaciones pertinentes, el hombre de tránsito aseguró que ya no era posible cancelar la multa digital.

La trabajadora apeló ante las autoridades pero la empresa tercerizada que se encarga de cobrar cuentas fiscales, desestimó su reclamo pero nunca la notificó.