Aaron Parfitt, de 14 años, se contactó con el consejo escolar del Bispham High School, en la localidad inglesa de Blackpool, donde planteó sus preocupaciones a los responsables del colegio después de haber reprobado matemáticas y pidiendo que los profesores les dejen más tareas para completar sus conocimientos.


Ante la falta de respuesta decidió ir más lejos y organizó una huelga general, que contó con el respaldo de sus compañeros de clase. Pero lejos de responder a sus reivindicaciones, los responsables del colegio decidieron expulsarlo durante dos días.


La calidad de enseñanza de la escuela ya había sido cuestionada el año pasado, cuando un inspector de las autoridades educativas realizara un informe en el que se contemplaban los bajos estándares de calidad de las enseñanzas impartidas.


Tras la expulsión del alumno los responsable de la escuela se comprometieron a seguir trabajando para mejorar la puntualidad, asistencia, comportamiento y estándares de enseñanza, en colaboración con los profesores, padres y miembros del consejo escolar.


"El bienestar y la educación de los alumnos es nuestra prioridad número uno y siempre aseguramos que las quejas son investigadas minuciosamente», por lo que se abre una puerta a las reivindicaciones de Aaron que le han costado la expulsión del centro", dijo el concejal Iván Taylor, miembro del gabinete del Consejo escolar de Balckpool, a The Mirror.