Ingenieros del ámbito de la robótica de distintas universidades explicaron que dotar a un robot de talento físico e “inteligencia” para embarcarse en una relación íntima con una persona y aceptar dejarse llevar físicamente por el humano es algo extraordinariamente complejo en términos tecnológicos.

Según explicaron, lo más complicado es programar la orden que haga al robot moverse exactamente como se espera y dotarlo de esa "inteligencia" que necesita para interpretar en tiempo real todo lo que tiene a su alrededor para tomar decisiones acertadas en función del entorno que percibe.

"No es un tema de sensores en sí, sino de cómo procesar toda esa información y manejarse de acuerdo a lo que percibe del entorno", indicó el catedrático Miguel Ángel Salichs, uno de los responsables del prestigioso Laboratorio de Robótica -Robotics Lab- de la Universidad Carlos III de Madrid.

Si bien no se puede hacer que los robots sientan como las personas, al menos pueden hacer que lo aparenten, y así incitar al humano a tener sensaciones placenteras en el caso de que ése fuera el propósito, según los expertos.

La piel no habría de ser tan compleja como la de los implantes. Bastaría un simple tejido tipo látex que ocultara sensores -de presión, temperatura- y permitiera percibir esas variables al robot para hacerle reaccionar en función de las mismas.

El robot estaría programado para moverse de acuerdo a una serie de algoritmos que determinarían su comportamiento dependiendo de los datos recibidos del contrario de acuerdo a sus emociones.

Esta realidad tecnológica confirma lo lejos que se está del mito en torno a un posible robot en el futuro capaz de manejarse en el terreno físicamente más íntimo junto a un humano. "No veo que las personas vayan a ir de la mano de los robots en el plano sexual a ningún lado", indicó el psicólogo Carlos de la Cruz, director del máster en sexología de la Universidad Camilo José Cela.

En una relación íntima entran en juego distintas emociones entre los sujetos, ya sea satisfacción, miedo, expectativas, etc; sin embargo, con un robot eso nunca sería posible, precisa el experto.

La realidad virtual también está dando mucho juego al sexo, en donde se combina con juguetes eróticos estimulantes que favorecen el disfrute de experiencias y fantasías mediante visualización de imágenes 3D con gafas o cascos interactivos.

Pese a todo esto, el sexo en pareja, como tal, sólo parece posible al menos por ahora "cuerpo a cuerpo"; lo demás será cualquier otra cosa, pero no una relación sexual, insiste el psicólogo.