Uruguay es el primer país del mundo que legalizó la producción, venta y consumo de marihuana, una medida celebrada por muchos pero que también le valió la condena de la ONU por la violación de los tratados internacionales sobre estupefacientes.

Ahora, las oficinas de correo uruguayas abrieron los registros para los futuros compradores de cannabis plantado, distribuido y vendido bajo el control del Estado. 

A partir del próximo mes de julio, las farmacias comenzarán a expender marihuana a un valor de 1,30 dólares cada gramo. De acuerdo a lo estipulado legalmemente, quienes estén en el registro podrán adquirir 10 gramos semanales con un tope de 40 al mes. 

La medida de realizar un registro y control sobre los fumadores, muchos de ellos ocasionales, busca ofrecer un  precio bajo y un alto nivel de calidad. Para inscribirse es necesario un documento de identidad y una constancia de domicilio (una factura de la luz, por ejemplo) además de registrar una huella digital que será chequeada en las farmacias habilitadas para expedir marihuana.

Aunque las desconfianza sobre esa base de datos de consumidores no es menor, las autoridades creen que el registro será exitoso en paralelo con campañas de prevención sobre las adicciones. 

“La marihuana ilegal rara vez supera el 4% o 5% de THC [el principal psicoactivo del cannabis], pero cuando la planta no está mezclada con otras sustancias es muy difícil obtener un THC inferior al 10%”, explica Laura Blanco, directora del centro de cannabicultores Gaia a El País.

Las autoridades uruguayas informaron que eligieron cultivar las especies menos cargadas de THC para el consumo en farmacia, aunque destacaron que el cannabis legal es mucho más fuerte que el del mercado negro que suele estar mezclado con otros ingredientes.