“La incubadora fue su madre; donó el cuerpo a su hijo”, declaró este miércoles, Gonçalo Ferreira, presidente de la Comisión de Ética del hospital de San José de Lisboa; aunque expresó su cautela dado que se debe evaluar si el niño tiene algún daño cerebral. 

Durante 105 días el personal del hospital le brindó todo el cariño posible a ese bebé que estaba en la panza de de S., de 37 años, madre de otro hijo a la que se le declaró muerte cerebral, el último 20 de febrero. 

Si bien la familia aceptó que se continuara el proceso de gestación, mientras se mantenía a la madre conectada, el ministerio fiscal de Lisboa estaba preparado para asumir la tutela legal en el caso de que renunciaran al niño. 

"Era una situación inédita", "un fenómeno de vida" plantearon los médicos visiblemente emocionados ante la supervivencia del pequeño. Durante el tiempo en el que la madre estuvo con muerte cerebral, el feto fue alimentado  “con sustancias existentes en el organismo humano en condiciones normales” siendo la  monitorización y la sustitución de funciones básicas de la mujer  las mayores dificultades del proceso.

"Solo con 40 o 42 semanas se hará una resonancia magnética cerebral que precisará la eventualidad de daños cerebrales”, señaló la directora de la unidad de neonatología, Teresa Tomé.

"Después de recibir el dictamen del Comité de Ética y del Hospital de Lisboa, la dirección decidió de manera concertada con la familia de la madre y el padre del niño, el mantenimiento del embarazo hasta las 32 semanas con el fin de garantizar la viabilidad del feto”, comunicó el hospital en la tarde del martes.

El nacimiento de bebés de madres declaradas con muerte cerebral no es el primero en el mundo, aunque sí en Portugal. 

Fuente: El País.