Lejos de un alto el fuego, como vienen solicitándoles líderes mundiales como el ruso Vladimir Putin, el primer ministro israelí ordenó por estas horas aumentar el número de cohetes lanzados sobre la Franja de Gaza, en respuesta los que ataques del grupo Hamas.

La orden de Benjamin Netanyahu repercutió en un incesante bombardeo que solo el jueves causó la muerte a una treintena de personas, elevando a 600 la cifra de heridos en los tres días de ofensiva israelí.

En total, el 70 por ciento de las víctimas son civiles, según fuentes médicas palestinas; entre ellas, decenas de niños, ya que los cohetes israelíes apuntan directamente a viviendas familiares donde supuestamente viven milicianos de Hamas.

No obstante, el ejército israelí argumenta que los blancos civiles son usados por miembros de los movimientos islamistas como "centros de comando" e interpreta por ello que son "objetivos legítimos".

Por ejemplo, el Fun Time Beach Café, donde el miércoles murieron nueve personas mientras miraban la semifinal del Mundial entre Argentina y Holanda.

En ese sentido, la organización israelí de defensa de los derechos humanos Betselem asegura que atacar viviendas de milicianos palestinos "viola el derecho humanitario internacional".

"Tratar esas casas como objetivos legítimos es ilegal, una interpretación distorsionada del concepto cuyo resultado es el daño para los civiles, a quienes la ley intenta proteger", subraya la organización.

Mientras tanto, en el cuarto día de conflicto cayeron cohetes en el norte de Israel, disparados desde el Líbano, a lo que el ejército israelí respondió con fuego de artillería hacia el lugar de donde partió el ataque, dijo el vocero militar israelí teniente coronel Peter Lerner.

El ejército libanés dijo que tres cohetes fueron disparados contra Israel a las 6 de la madrugada y que los israelíes contraatacaron con 25 bombardeos desde piezas de artillería.

En ese sentido, voceros militares del Líbano aseguraron que hallaron dos lanzaderas de cohetes y que las desmantelaron.