Cuando Vladimir Putin volvió a la ONU, luego de una década de ausencia, dejó en claro que no iba a permitir una posición laxa ante el avance del terrorismo.

Si bien parecía una simple posición de buenas intenciones, en la que se cuidó de mencionar a Estados Unidos, finalmente Rusia bombardeó Siria y posiciones del Estado Islámico a fines de septiembre.

Los primeros ataques se dieron en las provincias de Homs, Hama y Latakia. Según el ministerio de Defensa ruso se destruyeron nudos de comunicación, medios de transporte, arsenales y armamento pesado en manos de los terroristas. Washington fue notificado del primer ataque aéreo sólo una hora antes de que ocurriese.

Desde Rusia notifican que se destruyeron más de 450 objetivos terroristas; sin embargo el secretario de prensa del presidente Barack Obama ha descrito la acción como un episodio "motivado por la debilidad" y no por la fuerza.

El accionar ruso es avalado por Irak, Irán y Siria; cabe destacar que Putin apoya el régimen de Bashar Al Asad.

"En la historia rusa, desde el período zarista, el concepto de Rusia como una gran potencia ha sido muy importante para la cultura política. Una gran cantidad de rusos estaban dispuestos a sacrificar su propia mejora personal para que Rusia pudiera ser un poder más fuerte", explica el consultor William Courtney a la BBC; especialista en política rusa y exasesor de Bill Clinton.

Para Hannah Thoburn, especialista en Europa del Este en el Instituto Hudson de Washington DC,  las visitas del primer ministro israelí Netanyahu, del presidente turco Erdogan y del líder iraní Qasem Soleimani a Moscú son señal de que ex KGB trata de reescribir el "contrato social que tienen con el pueblo ruso" frente a un "claro retroceso" de Estados Unidos y Europa en su política agresiva hacia el terrorismo en Siria; una de las principales consecuencias que ahora afectan a Europa y los refugiados que avanzan.

"Putin ofreció a la gente una especie de contrato social: Crimea a cambio de libertades. Ahora él está tratando de propiciar la expansión de este contrato: el conflicto de Siria a cambio de libertades", indicó el periodista Andrei Kolesnikov a la BBC. Y agregó: "la falta de estrategia" que queda atada a la pura búsqueda de popularidad, gas y petróleo.

"China le da a Rusia lo que Rusia quiere: si nos fijamos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, verán que China y Rusia vetaron conjuntamente una resolución respaldada por Estados Unidos sobre Siria, cuatro veces seguidas" subrayó Alexander Korolev, investigador de la Universidad Nacional de Singapur.

Fuente: BBC