Tal y como había adelantado el presidente Donald Trump, los militares no temblaron a la hora de reprimir a los centroamericanos que llevan meses caminando con la esperanza de ser bienvenidos en Estados Unidos: bombas de gas lacrimógeno y balas de goma en la frontera con México ante el avance de cientos de familias centroamericanas.

Desde temprano, la Policía estadounidense y las patrullas fronterizas formaron una barricada para impedir el paso de migrantes hacia el puente de El Chaparral, aunque cuando llegaron alrededor de 500 migrantes comenzaron una manifestación en la ciudad de Tijuana, Baja California, rompieron un cerco y avanzaron en masa hacia la garita de El Chaparral para intentar cruzar. 

Este lunes, Trump amenazó con cerrar la frontera con México de manera permanente: "México debe mover a estos migrantes que llevan banderas, muchos de los cuales son criminales absolutos, de vuelta a sus países. Háganlo en avión, háganlo en autobús, háganlo de la manera que ustedes quieran, pero ellos no entrarán en EE.UU. Si es necesario, cerraremos la frontera permanentemente. ¡Congreso, financie el muro!", afirmó el mandatario en su cuenta de Twitter.

Los medios mexicanos informaron que ningún miembro de la caravana, logró pisar suelo estadounidense mientras que el secretario de Gobernación de México, Alfonso Navarrete Prida, anunció que los detenidos serán deportados.

Desde mediados de octubre las caravanas en su mayoría compuestas por familias hondureñas y salvadoreñas cruzaron todo México a pie con el afán de llegar a Estados Unidos. Se estima que son al menos 9 mil personas, pero al menos 4700 ya se encuentran en la fronteriza ciudad de Tijuana a la espera de poder pedir asilo a Estados Unidos. Sin embargo el jefe de la Casa Blanca no parece estar dispuesto a permitirles el ingreso y hasta exigió a México que se encargue de ellos.

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Foto de home: Reuters