Tras conocerse el vídeo de la cámara de seguridad que servía supuestamente para "justificar el accionar policial" dada su "violencia extrema", según anunciaba la propia fuerza policial, las protestas se agudizaron, llegándose incluso a decretar el estado de sitio.

En las imágenes, sin embargo, se veía cómo el joven era baleado por agentes policiales tras darle la voz el alto no por un supuesto robo, sino por caminar en el medio de la calle y entorpecer el tránsito.

Brown falleció tras recibir seis disparos, incluyendo dos en la cabeza.

Ahora, el jefe de la policía de Ferguson, Thomas Jackson, reconoció de hecho que el joven fue fusilado por personal policial a su cargo, aunque dijo que se había tratado de "errores".

A través de un videocomunicado, el policía pidió perdón a los padres del joven negro: "Siento mucho la pérdida de su hijo. Siento que llevase tanto tiempo sacar a Michael de la calle" luego de ser prácticamente ejecutado: las autoridades tardaron más de cuatro horas en retirar el cadáver tras el tiroteo.

Además defendió el "importante trabajo" iniciado tras la muerte de Brown para esclarecer lo ocurrido, y señaló que en el cuerpo policial local no quieren "faltar el respeto" a la familia o a la comunidad afroamericana, sino que "simplemente intentan hacer su trabajo".