Ayer, martes,  la mayoría de derecha en la Asamblea Nacional (AN) aprobó otro acuerdo para iniciar un procedimiento de “juicio político y penal” contra del presidente de Nicolás Maduro, a pesar que la Constitución venezolana no otorga al Parlamento la autoridad de efectuar un proceso de esa naturaleza.

El presidente del invalidado Parlamento, Henry Ramos, destacó- al término de la sesión- que esta acción se trata de una “valoración política, y no de un juicio que desemboque en la destitución del Presidente, ya que eso le corresponde al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)”.

“No vamos a permitir un golpe parlamentario en Venezuela”, sentenció Maduro y agregó que es “un coletazo” del presidente estadounidense Barack Obama, quien quiere “hacerle daño a Venezuela antes de abandonar su cargo”.

La situación de tensión llegó después de que Maduro realizara una visita relámpago, y no programada, al Papa Francisco en el Vaticano con ánimos de mostrar su voluntad de diálogo con la oposición y solicitar la mediación religiosa. 

Sin embargo, la oposición venezolana  decidió movilizarse en varias ciudades para mostrar su desacuerdo con el Gobierno que suspendió el proceso de referendo revocatorio y luego de que el último domingo decenas de personas identificadas con el chavismo irrumpieron en la Asamblea cuando los diputados discutían vías para una posible destitución del presidente. 

En Caracas, donde se espera que se verifiquen las mayores protestas, el tránsito ya fue cortado en varios puntos y se espera una jornada histórica de manifestación popular con una sociedad enfrentada entre los oficialistas y la oposición. 

"Nos secuestraron el derecho. Eso es lo que estamos reclamando hoy en toda Venezuela, el retorno a la democracia", afirmó el secretario de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba. 

Gobierno y oposición se acusan mutuamente de "golpismo" en una situación que todavía no descarta la mediación Papal.