Primero fue la victoria electoral de Syriza. Luego, otro hecho resultó clave para el recrudecimiento de las campañas mediáticas contra Podemos: la movilización multitudinaria que Iglesias encabezó el pasado 31 de enero en Madrid, lo que graficó un masivo apoyo popular a las ideas de estos jóvenes dirigentes. Aquella Puerta del Sol abarrotada, con unos trescientos mil asistentes según los organizadores, significó una clara luz de alarma para los dos partidos tradicionales, que comienzan a ver amenazado el bipartidismo clásico que, junto a la corona, rigió la vida política española de las últimas décadas.

 

Así, dos campañas se solidificaron contra Ínigo Errejón y Juan Carlos Monedero, principales dirigentes luego de Iglesias, encabezadas por los diarios ABC y La Razón. Sobre el primero, se difundió un supuesto incumplimiento de contrato en una beca de investigación, algo que fue desmentido por la propia rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle, quien explicó a los periodistas que Errejón rindió cuentas sobre la evolución del proyecto de investigación en curso. En cuanto a Monedero, la acusación residió en que luego de sus trabajos de asesoría económica con diferentes gobiernos latinoamericanos no habría pagado los impuestos pertinentes, algo que fue rechazado de plano hasta por los técnicos del Ministerio de Hacienda español. En relación a este tema, fue el propio Iglesias el que consideró que Monedero ya había dado “sobradas” explicaciones por sus ingresos, tras lo cual pasó a la ofensiva y retó a ir a los tribunales a aquellos que ven financiación ilegal en Podemos. “Nuestros bolsillos son transparentes y todas las informaciones que se pueden obtener de nosotros están colgadas en la página web y se puede acceder a ellas a través de registros que son públicos”, afirmó Iglesias para cerrar el tema.

 

Sin embargo, es de esperar que nuevas acusaciones -fundadas o no, tal como hemos visto- aparezcan en los próximos meses, a la luz de lo que se pone en juego de acá en más. Ocurre que, a pesar de estos embates, la fuerza se mantiene en alto en las preferencias electorales: así lo confirma el último sondeo de la Cadena Ser, quien lo sitúa como primera fuerza, con un 24.6% de intención de voto. De acuerdo a Metroscopía, en encuesta para El País, Podemos supera incluso esa marca y ya llega a un 27.7%; casi siete puntos por encima de los 20.9% que ostenta el gobernante Partido Popular. Con esos datos en mano, y visto y considerando lo que ocurrió en Grecia tras el triunfo de Syriza, donde Tsipras aumentó su popularidad incluso luego de los comicios, es de esperar que el PP recrudezca su virulencia hacia Podemos. La “vuelta a escena” de José María Aznar -quien retomó la exposición pública tras años- grafica que el partido gobernante juega todas sus fichas a, como sea, tratar de sobrellevar la tormenta, sobrevivir, y permanecer en el poder. La nueva relación de Rajoy con Pedro Sánchez, nuevo secretario general del PSOE, también es un intento de convergencia en algunos temas de agenda para que la sangría de ambos partidos -de votos, pero también de simpatizantes- sea lo menor posible.

 

El calendario electoral español no dará tregua en 2015: el 24 de mayo se llevarán adelante las elecciones municipales, y hacia fin de año deberán convocarse las elecciones generales. ¿Podrá Podemos sortear estos embates mediáticos y transformarse en una alternativa de gobierno? ¿Aumentará la connivencia entre el PP y el PSOE frente al vertiginoso ascenso de esta nueva formación? ¿Se posarán ahora las campañas mediáticas sobre el propio Iglesias? Vienen meses intentos para la política española en particular, y para la política europea en general.