El gobierno de Michel Temer pretende avanzar sobre los derechos de los trabajadores brasileños con una reforma laboral que implica una brutal flexibilización de las condiciones de trabajo.

Acaba de presentar un proyecto elaborado por las centrales gremiales empresarias que, entre otros conceptos, legaliza la contratación temporaria por pocas horas y permite extender la jornada laboral de 8 a 12 horas diarias.

El anuncio lo hizo el ministro de Trabajo, Ronaldo Nogueira, quien indicó que se mantendrá promedio de trabajo de 44 horas semanales, pero esas horas podrán ser utilizadas en virtud de las necesidades específicas de los empresarios. El límite son las 12 horas diarias.

El proyecto está hecho a medida de la Confederación Nacional de la Industria y la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), y el derechista de Temer supone que, con Dilma Rousseff fuera del gobierno, tiene el camino libre para imponerlo.

Sin embargo, la Central Única de Trabajadores (CUT) ya adelantó que se opondrá a la reforma, señalando incluso que "el golpe fue para esto: recortar derechos".