Representantes del gobierno de Alexis Tsipras y del Banco Central Europeo (BCE), de la Comisión Europea (CE), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), se reunen en Atenas con el fin de pactar las condiciones para un tercer 'rescate' de 86.000 millones de euros.

El objetivo tanto de Atenas como de la 'troika' (ahora formada por cuatro) es acordar antes del próximo 20 de agosto, cuando Grecia deba afrontar un vencimiento de deuda al Banco Central Europeo por valor de 3.200 millones de euros, que el país heleno no podrá afrontar si no recibe dinero fresco.

Como se sabe, entre las condiciones previas para llegar a esta instancia, el gobierno griego se comprometió ante sus acreedores a subir impuestos, ajustar las jubilaciones y la creación de un fondo a partir de la privatización de activos estatales por valor de 50.000 millones de euros, que sirve de garantía al pago de los compromisos adquiridos.

Con ese marco, las previsiones para la economía griega no son muy halagüeñas; más bien, todo lo contrario. Las previsiones originales partían de un incremento para este año del Producto Bruto Interno del 0,5 por ciento; ahora se prevé una recesión de por lo menos un 4 por ciento.