Si las relaciones carnales de Di Tella, con sus ositos Winnie Pooh, no dieron ningún resultado y quedaron como un recuerdo vergonzoso de un intento infructuoso llevado por la sumisión y la falta de respeto a los caídos en las islas Malvinas, lo de Jorge Faurie corre en la misma dirección.

Como si alguien creyera que un saludo o mención al entierro de la Reina Isabel hubiera modificado en algo la situación argentina en su disputa por recuperar el terreno nacional en manos británicas, Faurie se mostró molesto por la falta de visión del Gobierno al dejar pasar una situación supuestamente propicia para mejorar los vínculos.