A raiz de la nula ayuda por parte del gobierno italiano, el alcalde de la ‘Ciudad Eterna’, Ignazio Marino, amenazó con suspender todos los servicios municipales –transportes, recolección de residuos, etc.– si no se encuentra una solución rápida.

"¡No seré un nuevo Nerón!", advirtió, haciendo alusión al emperador romano, quien tocaba la lira mientras miraba cómo la ciudad se incendiaba.

Marino, quien administra la capital italiana desde junio pasado, tuvo que enfrentarse a un déficit presupuestario de 816 millones de euros. La ciudad podría ser puesta bajo tutela de administración si no logra superar este monto, para lo que debería tomar drásticas medidas.

El burgomaestre recordó que el primer ministro Renzi, dirigente de centro-izquierda y exalcalde de Florencia, había prometido adoptar medidas urgentes para ayudar a la capital.

Según subrayó, los autobuses podrían dejar de circular a partir del domingo próximo puesto que los servicios no disponen ni siquiera del 10% del monto total necesario para cargar combustible en sus depósitos durante el mes de marzo.

"Roma ha malgastado el dinero durante décadas. No pienso gastar ni un solo euro que no esté presupuestado", declaró Marino, tras las críticas lanzadas por la Liga Norte, partido de derecha que contribuyó para el rechazo del texto que habría permitido inyectar dinero a las cajas de la administración capitalina.

En el mismo se preveía una financiación por parte del Estado como una compensación suplementaria como consecuencia de su rol de capital, entre otros por la enorme afluencia de turistas y las numerosas manifestaciones nacionales que acoge.

Otras ciudades, que también enfrentan grandes dificultades financieras, no consideran que esta eventual ayuda a la capital sea equitativa.

"Con el dinero que disponemos en el presupuesto de hoy en día, puedo reparar una calle de Roma cada 52 años. Eso no es precisamente lo que llamo mantenimiento", cerró Marino.